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Viernes, final de semana y vamos a por el olfato.

Elemento imprescindible como todos los que vamos a ir mencionando a lo largo de este “cursillo básico”

Sin mover la copa, la cogemos y acercamos a la nariz. En este momento inspiramos y apreciaremos los aromas primarios de la uva. Los clasificaremos de la siguiente manera.

  • Aromas Frutales
    • Frutos rojos como la cereza, mora, frambuesa… típicos en los tintos
    • Olores cítricos del estilo al pomelo, limón, naranja… asiduos en los blancos.
  • Aromas Florales
    • Flores blancas como el jazmín, típicos en vinos blancos
    • Flores violáceas en los tintos.
  • Aromas vegetales
    • Pino, tomillo, eucalipto, hierba cortada…

Ya percibidos alguno de los aromas primarios, pasamos a agitar de nuevo la copa e inspiramos de nuevo. Con esto, conseguiremos despertar los aromas secundarios. Estos aparecen a partir de la materia prima, uva, sumado al proceso de fermentación.

Los olores nos pueden recordar a algo así como levadura, mantequilla, azafrán…

Por último, volveremos a agitar y aquí aparecerán los terciaros. Estos se desarrollan durante el envejecimiento del vino olores que nos recuerdan a la piel, cuero, almendras, café…

Hasta aquí el post de hoy. A despedir el viernes con buen sabor de boca y una buena copa de vino.

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